Una niña de 8 años, Gabi Mann, lleva 4 años alimentando a un grupo de cuervos, y estos le han llevado por años regalos en agradecimiento. Los cuervos tienen una especial fascinación por los objetos brillantes, por lo que casi todas las piezas de la niña tienen esta cualidad. Evidentemente los cuervos son capaces de recordar, con gratitud, a esta pequeña incluso cuando van a buscarle sus obsequios.
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